Premio Haba de Oro 2009: Aula infantil de Virgen del Camino

Premio «Haba de Oro» 2009 para el Aula infantil de Virgen del Camino

El Aula Hospitalaria del Hospital Virgen del Camino recibió el pasado 4 de enero de 2010 el VIII Premio Haba de Oro por el trabajo que desarrolla en la educación de los niños y niñas ingresados en este centro sanitario. La Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona quiso premiar con este reconocimiento la labor de estos profesionales de la educación para “dotar de recursos y habilidades a los niños para mostrarles un vínculo con el exterior”. El secretario de la Asociación, Eduardo Ruiz de Erenchun, en el acto de entrega del premio calificó la labor del Aula como “un oasis emocional en el desierto que supone una hospitalización”.

El galardón fue entregado por la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina Angulo, en el Salón Noble del Consistorio Pamplonés. Al acto de entrega del Haba de Oro acudieron también la consejera de Asuntos Sociales, Familia, Juventud y Deporte, María Isabel García Malo, así como diferentes miembros del jurado. En representación de los premiados tomó la palabra uno de los maestros del Aula, Pedro Belloso, quien agradeció la distinción y aseguró que el Aula Hospitalaria de Virgen del Camino no es “una clase al uso con pizarras, pupitres, mesas o libros, que los hay, sino mucho más, es un puente entre el niño y su centro escolar” y supone un «reto diario y una estructura unitaria de diversas competencias”.

Los representantes del Gobierno Foral, del Ayuntamiento de Pamplona, de la Asociación Cabalgata, miembros del jurado y, por supuesto, del Aula Hospitalaria, tras el acto de entrega del Haba de Oro 2009.

Fue a partir del curso escolar 2005/2006 cuando el Aula Hospitalaria de Virgen del Camino recibió un fuerte impulso por parte del Departamento de Educación que lo ha ido configurando hasta su estructura y funcionamiento actuales. Uno de sus impulsores, Javier Molina, oncólogo infantil del Hospital Virgen del Camino, destacó su “labor tremendamente compleja para dotar de recursos y habilidades a los niños, para mostrarles un vínculo con el exterior”. Desde su “debut”, el Aula ha tenido como alumnos a más de 2.500 niños, cerca de 500 niños cada año.

Hoy día, la Unidad Educativa Hospitalaria cuenta con dos aulas, una en el Hospital de Día “Natividad Zubieta” para pacientes de Salud Mental, en la que trabaja Pedro Belloso, y otra en la cuarta planta de materno infantil del Hospital Virgen del Camino. Ésta última ha sido la que recibió el galardón, y en ella trabajan actualmente Begoña Barbarin y Lourdes Sádaba. Forman parte del Equipo de Atención Hospitalaria y Domiciliaria, integrado también por Ana Artázcoz, Orientadora, que coordina la atención domiciliaria.

Como todos ellos se encargan de recordar, “aunque trabajemos en un Hospital, no somos personal sanitario, sino maestros especialistas en Pedagogía Terapéutica adscritos al CREENA, que es el Centro de Recursos de Educación Especial de Navarra, pero tenemos claro que la que realmente manda aquí es la salud de los niños. Por eso, siempre damos prioridad al personal sanitario”.

El día a día del maestro en el Hospital

Por hacernos una idea de cómo se organiza el Aula Hospitalaria de Virgen del Camino, podemos tomar como referencia las escuelas unitarias de los pueblos, en las que uno o dos maestros atienden las necesidades educativas de varios alumnos de edades y niveles distintos, y cada día preparan las clases para alumnos de varios ciclos, sin olvidar lo particular de cada niño. “El Aula Hospitalaria se parece un poco a estas escuelas, nos cuentan Pedro, Begoña y Lourdes, con un plus de flexibilidad, y es que nuestro alumnado es distinto cada día, e incluso en cada momento del día”. El horario de clase va de 10 de la mañana a 1 de la tarde, y de 2 a 4 y media de la tarde, excepto miércoles y viernes en los que no hay clase por la tarde. “Nuestra rutina, explican, no es como la de un profesor o un maestro en un colegio, nuestra metodología es muy dinámica, porque lo que prima ante todo es la flexibilidad que tenemos que tener para adaptarnos en cada momento, a cada situación y a cada niño en particular. Aquí entran en juego la veteranía y la formación, que te permiten saber qué hacer en cada momento, dependiendo de cada instante: más actividades tipo taller, más contenidos curriculares, más actividades plásticas. Y además hay que tener mucha mano izquierda… Yo creo que el adjetivo que mejor define nuestra labor es ‘flexibilidad’. Cada día, cada hora, cada momento es una adaptación continua al tiempo de hospitalización de cada niño, a las actividades de cada uno por separado y del conjunto de ellos, a cada estado de ánimo, a cada ritmo…”.

Mientras varios alumnos aprenden de la mano de Begoña Barbarin y Lourdes Sádaba, otros pueden completar sus tareas en los ordenadores de los que dispone el Aula.
Su primera tarea diaria es repasar el listado de niños ingresados, para saber cuántos y quiénes pueden ir a clase, y si hay niños nuevos. Nos cuentan los maestros del Aula, que “pasamos todas las mañanas a informar a todos los niños susceptibles de recibir clase en el aula, no sin antes saber si el momento es adecuado o no, ya que el estado de ánimo de los niños y las familias algunas veces es de mucha tensión, preocupación o tristeza… La visita de las mañanas es muy especial e importante para nosotros. A veces nos resulta difícil y otras muy gratificante, ya que en cuestión de 2 ó 3 minutos tenemos que empatizar con el niño e intentar enganchar con él rompiendo el hielo de lo desconocido”.

“Por eso, comentan los maestros, el éxito de nuestra intervención educativa depende del problema sanitario de fondo y de la situación personal del niño y su familia ese día o los posteriores. En todo caso, ni a los niños ni a sus familias se les plantea como algo obligatorio, sino como algo absolutamente voluntario, y que si el niño no quiere ir al aula, o no puede pero le gustaría, le ofrecemos la posibilidad de recibir clase en su habitación y ponemos a su disposición material para que aprenda en su habitación”.

Los niños ingresados tan sólo deben cumplir con tres requisitos para acudir al Aula Hospitalaria. El primero es el permiso por parte del responsable sanitario, que debe considerar si el estado de salud del niño es lo suficientemente bueno como para acudir al aula, y que esa actividad nunca repercutirá negativamente en su salud. Vamos, que “la salud es lo primero”. El segundo requisito es que los padres del niño den también su permiso; y el tercero es que hayan cumplido la edad de escolarización, los tres años.

Un niño hospitalizado puede acudir al Aula desde el mismo momento en que está ingresado en el Hospital Virgen del Camino. De hecho, aunque su ingreso sólo sea para un día, como en el caso de algunas intervenciones quirúrgicas, la intervención educativa puede acercarle al mundo de la escuela desde la pedagogía hospitalaria.

“Para estas situaciones, indican los maestros del Aula, hemos creado una Unidad Didáctica en la que el niño que va a ser operado puede ver y saber con qué se va a encontrar desde que llega al Hospital hasta que se va a casa, y muchos contenidos que tienen que ver con la hospitalización y operación: la habitación, la anestesia, los quirófanos, los médicos y enfermeras… Dicha Unidad Didáctica tiene un efecto muy positivo, ya que ayuda a los niños a dejar de lado la angustia y muchos de los miedos que tienen en ese momento”.

Un puente entre el Hospital y la Escuela

“Si un niño lleva varios días ya hospitalizado, explican Pedro, Begoña y Lourdes, nos ponemos en contacto con su centro, para conocer su programación educativa. Así podemos adecuar nuestra labor a las necesidades concretas de cada niño, de modo que cuando regrese a su colegio lo haga al mismo nivel que si no hubiese dejado de ir. Cuando los ingresos son largos, mantenemos coordinaciones semanales o quincenales con sus tutores, a los que informamos de los avances de cada niño y les entregamos los trabajos que han realizado, para que los puedan evaluar”.

Cuando hay niños que van a tener que alternar ingresos hospitalarios con periodos de convalecencia en casa, como los niños que reciben tratamientos de larga duración, “no sólo nos relacionamos con su centro, sino que realizamos un ‘triángulo de coordinación’ también con el equipo de Atención Domiciliaria, que se encarga de acercar el colegio a los niños convalecientes en casa”.

El Equipo de Atención Hospitalaria y Domiciliaria, de izquierda a derecha, Begoña Barbarin, Lourdes Sádaba, Pedro Belloso y Ana Artázcoz, revisan uno de los materiales creados para trabajar con los niños en el Aula.

El Equipo de Atención Domiciliaria está integrado por una Orientadora que coordina la atención educativa de los alumnos y los diferentes profesores que les atienden en los domicilios. Acuden a casa de los niños cuya enfermedad o convalecencia va a ser de al menos 21 días naturales seguidos, siempre que ésa sea la prescripción del médico. Imparten 5 horas semanales de clase a los alumnos de Educación Infantil y Primaria, y 8 horas semanales a los de Educación Secundaria y PosObligatoria, además de las 2 horas mensuales que destinan a coordinarse con los centros educativos de los niños para adecuar sus clases a los contenidos que deberían aprender en ellos.

“Con este programa, nos cuenta Ana Artázcoz, se busca que el niño no pierda la continuidad en su educación y que, cuando esté ya repuesto, pueda volver de nuevo a su clase sin perder nivel. Es importante atender al trabajo realizado por el profesorado de atención domiciliaria ya que, además de su formación académica, requiere habilidades de relación de ayuda necesarias para adoptar una actitud positiva que faciliten un adecuado afrontamiento de la situación vivida.”

La normalidad es terapéutica

“Es cierto, nos cuentan Pedro, Begoña y Lourdes, que en nuestro trabajo diario nos enfrentamos con el dolor de la gente, con la enfermedad e incluso con la muerte, pero os aseguramos que es un trabajo absolutamente gratificante, sobre todo cuando puedes ver a niños que olvidan por un rato el hecho de que están enfermos y se comportan como cualquier otro niño. No se trata de que estemos endurecidos ante el dolor, la enfermedad o la muerte, que no lo estamos, sino de los recursos que podemos poner en marcha para afrontar cada situación. En cierto modo, lo propio de nuestro día a día es movernos entre los extremos, ya que los momentos malos son muy malos, pero los buenos son tan gratificantes que superan cualquier expectativa. Los niños son absolutamente sorprendentes…”.
“Recuerdo que un invierno, comienza a contar Pedro Belloso, un día probablemente en torno a las fechas navideñas, nevó. Estaba ingresada una niña de 15 años, a la que vino a visitar una amiga. Después de la visita, la amiga de la niña enferma bajó a la calle y dibujó en la nieve un enorme corazón con los nombres de las dos. Al día siguiente le llamó por teléfono y le dijo que mirase por la ventana de la habitación, y la sorpresa fue enorme; su amistad estuvo dos días sellada en la nieve a vista de pájaro. Ese mismo día, nos cuenta Begoña, otra niña que estaba enferma estuvo haciendo un muñeco de nieve dentro de su habitación. Parecen cosas que tal vez no digan mucho, pero son hechos que devuelven a estos niños enfermos a la normalidad que supone para cualquier niño jugar con la nieve cuando nieva, o intercambiar sentimientos con otros niños. Son momentos en los que se olvidan de su enfermedad”.

“Cuando un niño enfermo entra en el Aula Hospitalaria, prosiguen Begoña y Lourdes, es como si la hiciera suya, es como salir del hospital y volver a hacer lo que hace cualquier otro día que no está enfermo. Se siente mucho más seguro, porque está haciendo algo que ya conoce. Es muy posible que ‘normalizador’ sea la palabra exacta, acudir a clase en el Hospital supone para ellos volver a lo normal, dejar de lado la enfermedad al menos durante un rato”.

A veces, la primera reacción de un niño enfermo cuando se le propone ir a clase es de rechazo, “no quiero, no me apetece… En ese momento, coinciden los maestros, no sabemos qué sucederá, pero al cabo de un tiempo te encuentras con que los niños vienen muy contentos, aprenden y se relacionan, y sus familiares te dan las gracias. Yo creo que pocas cosas en este trabajo son tan gratificantes como eso, somos profesores… Siempre tienes la sensación de recoger más de lo que siembras. Ha habido incluso niños que cuando llegaba el momento de volver a sus casas porque ya estaban curados, no querían dejar la clase…”.

Premio Haba de Oro 2008: Colegio Cardenal Ilundáin

Premio «Haba de Oro» 2008 para el Colegio público Cardenal Ilundáin

Imagine esta situación. Usted comparte una agradable sobremesa en familia tras la opípara comida del día de Navidad. Suena el móvil. Se trata de una llamada urgente en la que le piden que salga pitando hacia su puesto de trabajo y que logre un “imposible”. O es usted un amante de los grandes retos, o se lo pensaría mucho. Ahora bien, si le piden ese “imposible” por el bienestar de 250 niños, ¿qué haría usted? Si es usted de los que no se lo piensa y alcanza su meta, sin duda se merece un premio, como es el caso del Haba de Oro al que se hizo acreedor el Colegio de Educación Infantil y Primaria Cardenal Ilundáin de Pamplona

Con el “Haba de Oro” 2008, la Asociación Cabalgata de Reyes Magos de Pamplona quiso premiar la actuación del personal docente del centro y las familias de los escolares, frente al caso de enfermedad meningocócica que afectó a uno de sus alumnos. El reconocimiento se otorgó por su rapidez de actuación para frenar un posible contagio entre el resto de los compañeros de tres años de Tomy Fernández García.

El acto de entrega del “Haba de Oro” tuvo lugar el 3 de enero de este año en el Ayuntamiento de Pamplona, y estuvo presidido por la Alcaldesa Yolanda Barcina que entregó el premio a la directora del Colegio, Ani del Amo.

Dicho acto, en el que estuvieron también presentes el Consejero de Educación, Carlos Pérez Nievas y parte de los alumnos de Infantil acompañados de sus padres, contó también con la presencia de Tomy Fernández García, ya totalmente recuperado.

Junto a él estuvieron sus padres, el responsable de epidemiología del Instituto Navarro de Salud Pública, Aurelio Barricarte, así como el jurado del premio.

Entre las valoraciones de aquel día, la de la Alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, quien afirmaba que “frente a quienes hablan de una sociedad escasa de valores, el colegio ha demostrado merecer una nota de sobresaliente”.

Pero, ¿qué pasó ese día? “Estábamos de sobremesa en casa de la familia en Sangüesa, cuenta Ani del Amo, como la mayor parte de las familias que se reúnen el día de Navidad.

Recibí una llamada urgente de Salud Pública, pidiéndome que regresara a Pamplona por un asunto relacionado con el Centro. Yo ya imaginaba que podía tener que ver con la meningitis, ya que se estaban registrando toda una serie de casos. Para las 7 de la tarde ya supe definitivamente que se trataba de un caso grave de meningitis.

Desde Salud Pública me dijeron: tienes que hacer todo lo posible para localizar a 250 familias de niños del Centro y convocarles a una reunión a las 10 de la noche”.

“En una situación como esa, comenta la Directora de Cardenal Ilundáin, se te plantean dos opciones, o darlo como imposible por las fechas en las que estábamos y la cantidad de llamadas que había que hacer, o intentarlo. Yo decidí intentarlo, así que pedí a mi marido que me ayudase y camino de Pamplona llamé a los conserjes y a las tres personas que forman mi equipo directivo, de las que una estaba en Marcilla y la otra en Ablitas, para que acudiesen rápidamente al centro y ponernos manos a la obra”.

“Cuando llegamos al Centro, prosigue su relato Ani del Amo, sacamos el listado de todas las familias a las que teníamos que llamar, nos hicimos copias y nos las repartimos. En el Centro teníamos 4 líneas telefónicas y nuestros móviles personales. Fue una locura, en cuanto terminábamos con una parte del listado, apuntábamos las familias a las que no habíamos podido localizar y pasábamos a otro bloque del listado, llamábamos a toda velocidad y no perdimos ni un segundo. A las 9 y media de la noche ya pude decirle a Aurelio Barricarte, de Salud Pública que habíamos logrado avisar a todas las familias. Pudieron venir 175 familias”.

Implicación total

La implicación del profesorado ese día fue excepcional, asegura Ani del Amo, “todos los que no estaban fuera de Pamplona acudieron también a la reunión y gracias a ello pudimos distribuir a las familias con los tutores o profesores de sus hijos y entregarles el medicamento y las instrucciones para que se lo administrasen a los niños. Gracias a ello pudimos elaborar el listado de niños que no habían recibido la medicación y localizar a sus familias para que la comprasen y se la diesen a sus hijos. Para cuando terminamos con todo el proceso, ya eran las 12 y media de la madrugada”.

Ni que decir tiene que la primera reacción de las familias fue de mucho susto, recuerda la Directora del Centro, “pero actuaron estupendamente, con inquietud, claro, pero sin tensiones y con muy buenos modos. La situación nos pilló a todos por sorpresa. Y es que para este caso no teníamos un protocolo de actuación. Normalmente, los protocolos de actuación en situaciones de emergencia nos vienen dados para las situaciones que puedan tener lugar en el Centro. Este era un caso distinto”.

Un reconocimiento al compromiso diario Recuerda Ani del Amo que “el Haba de Oro fue un premio que nos sorprendió enormemente. Ya habíamos tenido un reconocimiento verbal, pero este premio no lo esperábamos, y nos hizo mucha ilusión. Fue un reconocimiento muy reconfortante a una reacción que tuvimos que dio muy buen resultado, aunque yo creo que cualquier centro habría actuado como el nuestro”.

El de los maestros y educadores es un compromiso. La Directora de Cardenal Ilundáin asegura que “nunca dejamos de ser maestros, como nunca se deja de ser padre o madre. Es muy parecido, y nos llevamos a casa los casos particulares de todos los niños, sus problemas, cuando están enfermos, cuando hay algo que nos preocupa de ellos… Incluso con algunas familias de niños que ya no están en el colegio mantenemos contacto”.

“También por esta razón, cuenta Ani del Amo, el alivio que nos llevamos cuando supimos que nuestro alumno había superado esa meningitis fue tremendo. Mucho más sabiendo que los médicos especialistas estaban muy preocupados por lo agresivo que es ese tipo de meningitis. La recuperación de Tomás fue sorprendentemente rápida, tanto que se puede considerar un caso excepcional de reacción frente al virus”.

Fue un buen regalo de Reyes, sin duda, y la Directora de Cardenal Ilundáin lo recoge en su petición de este año: “A Sus Majestades les pido salud para mis alumnos y también para toda la comunidad educativa. Pero también les pido un deseo como maestra, y es que las personas que toman las decisiones de mayor alcance en materia educativa se acerquen a los centros, que vengan a conocer de primera mano cuál es la realidad escolar y la opinión y necesidades que tenemos a pie de aula, antes de tomar las decisiones que tanto afectan».

Premio Haba de Oro 2007: Padres adoptantes de toda Navarra

Premio «Haba de Oro» 2007 para los padres adoptantes de toda Navarra

Familiares adoptantes
Un Premio para padres e hijos

Muchos niños piden a los Reyes Magos de Oriente los mismos regalos, es algo bastante frecuente. Lo que diferencia a algunos niños es que ese regalo con el que sueñan, el que piden todos los días del año, el más importante para ellos, y que convierte en insignificantes al resto de los regalos es, nada más y nada menos, tener unos padres. Este regalo, a diferencia de los regalos materiales, lo disfrutan con toda la ilusión del mundo quienes lo dan y quienes lo reciben. Para quienes lo dan, además, también hay un reconocimiento público, un premio. Es el Haba de Oro que, en su sexta edición, se entregó al colectivo de las familias navarras que han decidido adoptar a uno o más niños.

En la VI edición de la entrega del Haba de Oro los premiados podrían haber llenado el Ayuntamiento, llenándolo de niños, en su mayor parte procedentes de otros lugares del mundo, algunos muy lejanos, pero navarros de pleno derecho. Son niños que forman parte de familias navarras gracias a unos padres que han decidido adoptarlos. Todas esas familias fueron las premiadas con el Haba de Oro y en representación de todas ellas recogió el merecido galardón Francisco Javier Guembe.

El y su mujer tienen cuatro adoptivos: Lucas, de 16 años, Santiago, de 14, Javier, de 13 y Paula, de 5. Los tres primeros nacieron en Chile y la pequeña de la familia en China.

Cuando Francisco Javier y su mujer comenzaron a pensar en la adopción como la forma de completar su familia, no existían tantas asociaciones dedicadas a facilitar las adopciones de niños, y la información sobre los trámites legales que debían seguirse era más bien escasa y un poco confusa.

“Lo que hacía falta saber en aquellos momentos, cuenta Francisco Javier, lo fuimos conociendo gracias a que en aquella época había lo que yo definiría como una corriente de ‘solidaridad interpadres’. Los que estábamos interesados hablábamos con otras personas que, habiendo adoptado ya o en trámites para hacerlo se enteraban de muchas peculiaridades de los procesos de adopción, tanto en España como en el extranjero. Hablabas con mucha gente en aquella época, se movía todo por un tema de solidaridad, de interés común. Había muchas llamadas de teléfono, gente que venía a casa a preguntar por todo…”.

Un ejemplo que recuerda muy bien recuerda Guembe: “cuando estábamos inmersos en nuestra primera adopción conocimos a un padre majísimo que ya había adoptado 2 niñas chilenas. Me dio un papel guía en el que figuraba toda la documentación que había que tener o solicitar, el orden en el que había que ir tramitándola y como llevar el proceso hacia delante, en lugar de encontrar todo un cúmulo de obstáculos por no tener la documentación requerida para cada trámite, hasta llegar al último paso por el Consulado Español. Parece que es una ayuda pequeña pero en ella está la diferencia de poder realizar todos los trámites en dos o tres días o necesitar el doble o más”.

El complejo mundo legal

El proceso de adopción discurre habitualmente por toda una serie de cauces legales que pueden desanimar a algunas personas. Según recuerda Francisco Javier, “la primera vez que fuimos a pre- guntar al Gobierno de Navarra nos pareció una tarea para superhombres y supermujeres, pero luego nos animamos”.

Hay un procedimiento de entrevistas que tienen como objeto determinar si los futuros padres adoptivos están capacitados para ello. A juicio de Francisco Javier, “es importante que se valore y supervise la capacidad de los padres adoptivos, además de que exista una regulación en este tema que, como el resto de cuestiones sociales, cada vez es más complejo. Resulta un proceso muy complicado, pero yo creo que lo que hay que intentar valorar no es ya si los padres van a ser capaces de mantener o alimentar a sus hijos adoptivos, sino, simplemente, si los van a querer. Al final es hablar de amor”.

La Alcaldesa, concejales y miembros de la Asociación Cabalgata Reyes Magos junto con una amplia representación de las Familias Adoptantes de Navarra.

«Las adopciones han existido toda la vida, opina Guembe, hace 100 años ya era algo que pasaba en las familias de aquí. Creo que aún permanece el recuerdo de aquellas familias que, teniendo ya hijos o no, criaban a niños a los que otros miembros de la familia no podían cuidar, o cuyos padres habían muerto… Eran niños a los que una familia ‘adoptaba’ y a los que criaba. Al fin y al cabo los padres son los que te quieren, te cuidan y te ayudan a crecer”.

La aventura de adoptar

Mucho de lo que rodea a un proceso o trámite de adopción tiene una parte de aventura, “pero la aventura de verdad, la que vale», afirma Francisco Javier, es la que comienza en el momento en que te haces cargo de tu hijo. Es un error pensar que por ser pequeños no tienen recuerdos. Cada uno de ellos tiene ya su pequeña historia, que muchas veces es una historia muy importante y que tiene mucho peso. Suelen ser historias peliagudas, muy tristes en ocasiones, y a ellas se tienen que enfrentar ellos, pero también tu. Eso asusta, pasas miedo y lo pasas mal, pero con la compensación de muy buenos momentos”.

«Recuerdo que, cuenta José Javier, cuando nosotros adoptamos a nuestro primer hijo, no teníamos ni foto ni nada, sólo sabíamos su nombre y que se encontraba bien. Toda esta situación genera muchos miedos y es inevitable asustarse cuando uno no sabe lo que se va a encontrar”.

Un niño es una persona, no es un objeto

No es fácil mantener la tranquilidad cuando se piensa o se está en trámites para adoptar a un niño. “En esos momentos hay muchas inseguridades, mucha ansiedad, asegura Guembe, pero no es motivo para tomar decisiones a lo loco. Desde luego, mi recomendación a las personas que se plantean adoptar a un niño es que se animen, pero no sin haber reflexionado mucho y con tranquilidad, por que un niño es una persona, no es un objeto, no es ni una lavadora, ni una televisión, ni nada que se quiera en un momento dado”.

Según afirma Francisco Javier, “se cae muchas veces en la tentación de regalar a los niños adoptados muchas cosas materiales, por que muchas personas creen que comprando muchos o grandes regalos pueden transmitir mejor su emotividad y su cariño. Pero una parte de la educación es, precisamente enseñar a los niños que las cosas no son gratis, cuestan dinero, tiempo, esfuerzo… y eso es algo que deben aprender”.

“Y es que, cuando vas a un orfanato o a un centro que acoge a niños que esperan ser adoptados te das cuenta de que los regalos les importan mucho, pero les importan mucho más esas personas que van a verles, que podrían ser los padres que muchos están deseando tener”.

“Te encuentras con mucha gente muy buena en los países de adopción, cuenta Francisco Javier, que se desviven por dar a los niños una familia que les quiera, pero también aquí encuentras gente que te ayuda a criarlos día a día, como algunos maestros y profesores que les han comprendido y han apostado por darles lo que más necesitan: toneladas de cariño… y de control. Es imprescindible hacerles saber que les quieres, pero también mostrarles que no pueden hacer lo que quieran”.

La cabalgata de los Guembe

“La noche de la cabalgata es, para cualquier niño, una noche llena de ansiedad, de expectación, cuenta Francisco Javier, y llevando a mis hijos a verla he revivido y recuperado esa emoción, aunque siempre me ha entusiasmado la alegría que transmiten los Reyes en la Cabalgata de Pamplona”.

Dice Francisco Javier Guembe que a los Reyes Magos, “este año les pido que no haya ningún niño sin el amor de sus padres, y que haya paz. Sé que es difícil, pero yo sigo creyendo que es posible, por que confío en que cada uno seguimos siendo responsables de esas pequeñas decisiones que harían po – sible el logro de la paz para todos”

Premio Haba de Oro 2006: Fundación Ciganda Ferrer

Premio «Haba de Oro» 2006 para la Fundación Ciganda Ferrer por su institución Colegio El Molino

El haba de oro 2006 se otorgó a la Fundación Ciganda Ferrer y a su Colegio de Educación Especial “El Molino” por su labor en apoyo a los jóvenes con discapacidad. Este premio ha querido reconocer el trabajo desempeñado durante 30 años por la Fundación, que abrió un colegio de educación especial que ha formado a más de 400 alumnos con necesidades educativas especiales. El objetivo principal de este colegio es trabajar para que las personas con discapacidad intelectual se desarrollen con las mismas oportunidades que el resto de la sociedad.

Hoy vamos a aprender a preparar una obra de teatro. Para ello, y una vez seleccionada la obra, necesitamos un decorado donde tiene lugar la acción. Tendremos que buscar entonces un taller de carpintería que fabrique los distintos escenarios en los que nos veremos envueltos. Y por supuesto, ¡qué es una mesa sin un gran jarrón de cerámica, donde poner las flores o un cenicero para el fumador!.

Llamemos a un taller de cerámica para que nuestro decorado no quede tan vacío. Además, hará falta vestir a nuestros actores de modo que será necesario contar también con otro grupo que prepare el vestuario. Y de todos es sabido que no hay actor que salga a escena sin haber pasado antes por una completa sesión de maquillaje y peluquería.

Por último, están los actores, ni más ni menos importantes sino igualmente necesarios. Para encontrar tanto personal y tan diverso deberíamos buscar en un millón de sitios. Coordinar a tanta gente para que todos sumen fuerzas trabajando en equipo y se muevan en la misma dirección parece una tarea complicada. Pues bien, esto es un ejemplo de lo que pueden hacer los docentes y los jóvenes alumnos del Colegio de Educación Especial “El Molino”. Si a todo esto añadimos la oportunidad de representar esta obra en el Teatro Gayarre, objetivo cumplido.

La Asociación Cabalgata de Reyes Magos de Pamplona tuvo la oportunidad de conversar con Javier Aramendía, gerente del centro, y Socorro Latasa, directora, para conocer más a fondo la labor que llevan a cabo en el Colegio “El Molino” así como en el resto de los centros de la Fundación Ciganda Ferrer. Hablando con ellos ya se intuyen las grandes diferencias  que existen entre este centro y los demás colegios. La actitud ante la educación y el concepto de trabajo en equipo que desarrolla el centro dejan entrever “el esfuerzo y el cariño con el que trabajan todos y cada uno de los profesionales del centro para buscar una educación de calidad para los alumnos intentando dar un trato exquisito a los alumnos y a las familias” comenta Socorro Latasa.

El colegio “El Molino” comenzó como un centro de formación profesional especial, algo muy novedoso para su tiempo, ya que en su momento no había ningún otro centro que formara a los alumnos para un trabajo. “Este sigue siendo el objetivo primordial del centro, formar a los alumnos para que logren un trabajo con apoyo de la sociedad, y que ésta les reconozca como personas que pueden trabajar y les otorgue las posibilidades de integración que se merecen”, explica Javier Aramendía. Al principio, el centro empezó con alumnos de 14 años hasta 21, después de 17 a 21 años, y a día de hoy tiene alumnos desde los 12 hasta los

El centro cuenta con 30 profesionales y 58 alumnos, la mitad de ellos cursa la educación básica obligatoria (EBO) de 12 a 16 años; y la otra mitad, de 17 a 21 años, realiza los Programas de Iniciación Profesional Especial, que incluye diferentes talleres prácticos. Además varios alumnos realizan el programa de Tránsito Hacia la Vida Adulta en el que se les imparte habilidades necesarias para manejarse en el día a día. A los más pequeños, que cursan la EBO, se les enseña las asignaturas habituales de cualquier otro colegio.

Los profesores hacen especial hincapié en la autonomía personal y social de estas personas y por ello las clases no son siempre en el mismo aula, sino que cada grupo se desplaza para que aprendan una disciplina, un horario y una organización. Por su parte, los mayores estudian en los seis talleres: madera, electricidad, agraria, hogar, textil y cerámica. “Todos hacen de  todo ya que uno de los objetivos del colegio es formarlos íntegramente. En otros programas de iniciación profesional se forma a cada alumno en una rama, pero a nosotros nos interesa darles una formación polivalente y por ello, los alumnos pasan por todos los talleres”, dice Socorro.

Además, los alumnos realizan educación física y, voluntariamente, pueden hacer equinoterapia dos veces por semana con un caballo de las cuadras de Luis Goñi, “que desde hace unos años nos presta el caballo gratuitamente”, aclaró Javier Aramendia.

Cuando terminan la formación, a los 21 años, la mayoría de ellos van a trabajar a los talleres de Tasubin sa, a Albernia o a Aspace. Aunque desde hace algún tiempo “observamos que a esta edad muchos no están aún preparados y por eso la Fundación Ciganda Ferrer creó el Centro Ocupacional” comenta Javier Aramendía. La idea de este centro es que pasen en él tres o cinco años y que cojan más habilidades para encarar con más éxito la incorporación a un centro de trabajo. Esta opción es una más cuando terminan, (que muchas familias prefieren), aunque no es la salida adecuada para todos.

La Fundación Ciganda Ferrer quiere que la educación sea integral, esto requiere que además de profesores intervengan otros sectores como psicología, trabajadora social, logopedia, cuidadores… así como la creación de otras estructuras o centros para que estas personas, incluso los ex alumnos y las familias, ocupen su tiempo y expongan sus inquietudes. Los alumnos disponen del Club Deportivo “El Molino”, donde a través del deporte se fomenta la práctica del deporte; el Club de Ocio y Tiempo Libre, en el cual pueden realizar todo tipo de actividades para fomentar la amistad y la integración social; o el Centro de Orientación Familiar, donde las familias disponen de un espacio para intercambiar problemas y experiencias o buscar apoyos.

Durante el curso escolar visitan centro culturales o de ocio, y desarrollan actividades complementarias como el programa de radio; el periódico del centro, que este año ha sido seleccionado por la Asociación de Empresa Juvenil de Barcelona como finalista de un concurso de revistas escolares; el campamento urbano, que en “el próximo verano tendrá lugar fuera del centro durante una semana para los alumnos y algún familiar que desee participar”, explico Javier Aramendía; la asamblea escolar donde participan tanto los alumnos como los profesores y plantean sus inquietudes; la fiesta de Navidad…

Premio Haba de Oro 2005: ONG Compartir Navarra

Premio «Haba de Oro» 2005 para la ONG Compartir Navarra

La Asociación Compartir Navarra se hizo acreedora del Haba de Oro 2005, por toda su actividad desarrollada en Colombia desde 2001 en pro del Apadrinamiento y la Gestión y Ejecución de Proyectos de Cooperación al Desarrollo, una intensa labor cuyos merecidos frutos están a la vista. Hace bien poco nos mostró en nuestra tierra parte de ese trabajo Carolina María Agudelo, Directora de la Fundación Diocesana Compartir, que ha querido acercarnos a esa terriblemente dura realidad: la de los huérfanos y viudas de la violencia en Colombia.

Por la riqueza de la tierra y por el lugar estratégico que ocupa en el mapa, la zona de Urabá en Colombia ha sido escenario de las peores masacres y momentos de violencia política en toda Colombia. La violencia ha estado durante años en la calle, en la vida diaria de los habitantes de Urabá, y eso explica el alto número de viudas y huérfanos sin ningún recurso que hay. “Por eso, explica Carolina Agudelo, desde el comienzo sentimos la necesidad de trabajar con las viudas y huérfanos.

Empezamos en 1995, y en el momento en que llegó Compartir Navarra en el año 2001, vivíamos una crisis fuerte por falta de apoyos y con riesgo de tener que cerrar muchos programas que, desde mi punto de vista eran muy importantes, y que iban dirigidos a evitar que los niños y niñas se vayan a los grupos armados, reteniéndolos con programas muy concretos. Con el Programa Padrinos, se reabrió la posibilidad de seguir teniéndolos cerca.

Ahora, la zona vive una situación de aparente calma y paz, pero la violencia sigue rondando por las calles, cuenta Carolina, “en los dos últimos años hemos tenido 58 nuevas viudas, que no es poco para un lugar donde existe la paz. El hecho de que no haya masacres ya no es noticia, pero hemos pasado de una violencia física y política a una situación de hambre, miseria y desempleo, secuelas que igualmente sufre la clase más pobre y vulnerable. Levantarse cada día sin saber qué se va a comer por que no hay empleo, por que se buscó por todas partes y no se encontró, o por que también hay una gran explotación de la mujer”.

María Jesús Zudaire, presidenta de la ONGD Compartir Navarra, nos aporta más información sobre la organización:

Vosotras formáis una ONGD de acción humanitaria y sobre todo actuáis en Colombia. Es allí donde estáis llevando a cabo vuestros proyectos; son proyectos integrales, que van desde la alimentación, hasta la educación, pasando por la salud, construcción de infraestructuras, apoyo a proyectos rentables y a comunidades indígenas; cuéntanos, ¿en qué consisten esos proyectos?

Compartir Navarra trabaja para apoyar en un primer lugar, a las mujeres víctimas de la violencia armada, o de algún desastre natural, y a sus hijos menores de edad. En un segundo lugar, apoya a mujeres cabeza de familia, pertenecientes a estratos socioeconómicos muy vulnerables, y a sus hijos menores, y en tercer lugar, trabaja con las mujeres de comunidades indígenas.

Vuestros datos hablan de formación directa de 6.000 mujeres e indirecta a 78.000 niños y niñas menores de 6 años desde el año 2003 al 2006. Son cifras realmente esperanzadoras, ¿verdad?

Claro que si, y nos anima a seguir luchando, creemos que con la educación y formación adecuada, se puede ayudar a salir de la pobreza a la población vulnerable de los países del tercer mundo. No es un trabajo fácil, ni inmediato, pero poco a poco, comunidad a comunidad, entre todos los que estamos trabajando en este mundo, podemos apoyar a que estos países se vayan desarrollando.

Para poder trabajar desde aquí en apoyo a los países en vías de desarrollo supongo que es importante que varios miembros de las ONGD-s conozcan la realidad, como es tu caso, ¿verdad?

Por supuesto, lo considero no solo importante, sino necesario, al menos para las personas que están vinculadas directamente con el trabajo sobre el terreno. No es lo mismo leer sobre la situación que te describen los proyectos, que vivirla, olerla, sentirla y estar allí.

Y desde aquí, ¿cuáles son las vías que empleáis para sensibilizar a la población Navarra, para captar fondos?

Primero demostrar que se realiza un buen trabajo en todo su sentido, luego mostrar ese trabajo, ¿cómo? A través de la fotografía, porque una imagen vale mas que mil palabras. Y es a partir de este momento que se inicia la sensibilización, la captación de fondos, pero siempre partiendo de la imagen.  Y luego tratamos de que las personas que quieran, conozcan esa realidad en primera persona. Para ello tenemos el viaje solidario, ya hemos llevado a un grupo de personas a Colombia a conocer los proyectos, y ahora se piensa en un segundo viaje, lo están pidiendo.

¿Cómo organizáis vuestro trabajo?

En Compartir Navarra trabajamos por comisiones, cada comisión con una persona al frente y un grupo de voluntarios que le apoyan. Las principales son la Comisión del Programa Padrinos, la Comisión de Proyectos, y la de Comunicación y Prensa. Cada Comisión trabaja con autonomía, pero las decisiones se toman en Junta, para ello nos reunimos periódicamente.

Utilizáis la fotografía como medio para dar a conocer vuestra labor, ¿Qué se puede encontrar en las fotografías de la actual exposición itinerante llamada “Vivir en Colombia” que tenéis rodando por Navarra?

La exposición muestra el contexto socio-económico y político de las zonas donde estamos trabajando. Es una visión muy personal de Enrique Pimoullier, fotógrafo navarro y amigo de Compartir Navarra quien visitó nuestros proyectos el año pasado y nos cedió la muestra. ¿Qué encontramos? Imágenes muy duras, y como me decía una colombiana inmigrante residente en Pamplona con lágrimas en los ojos cuando vió la exposición, “por más de uno de estos motivos, salí yo de mi país”.

Programas de Compartir Navarra

  • Construcción de una planta procesadora de banano pasa – PASABAN, como fuente generadora de trabajo productivo para viudas víctimas de la violencia armada. (Municipio de Apartadó. Urabá de Antioquia. Colombia).
  • Construcción Hogar Infantil El Minuto. (Municipio de Arboletes. Urabá de Antioquia).
  • Formación de madres comunitarias para la atención integral de niñas y niños
    – Año 1º
    – 2º y 3º. (Departamento de Antioquia, Colombia).
  • Construcción de 160 viviendas para viudas víctimas de la violencia armada. (Urabá de Antioquia en Colombia).
  • Formación integral de 175 mujeres emprendedoras – 1º y 2º año. (Municipios de Medellín y Bello, Colombia).
  • Construcción del centro de formación, producción y comercialización de artesanías en caña flecha en la zona urbana. (Municipio de Sampués, Departamento de Sucre. Colombia).
  • Construcción de tres Centros de Formación y Producción de artesanías en caña flecha en la zona rural. (Municipio de Sampués, Departamento de Sucre. Colombia).
  • Centro de Atención Integral a la Infancia-1º año. (Municipio de Apartadó. Urabá de Antioquia. Colombia).
  • Construcción de 58 viviendas para mujeres viudas y/o desplazadas, cabeza de familia. (Municipio de Turbo, Urabá de Antioquia, Colombia).

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