Premio Haba de Oro 2007: Padres adoptantes de toda Navarra
16 Abril 2008
Premio "Haba de Oro" 2007 para los padres adoptantes de toda Navarra Familiares adoptantes Un Premio para padres e hijos Muchos niños piden a los Reyes Magos de Oriente los mismos regalos, es algo bastante frecuente. Lo que diferencia a algunos niños es que ese regalo con el que sueñan, el que piden todos los días del año, el más importante para ellos, y que convierte en insignificantes al resto de los regalos es, nada más y nada menos, tener unos padres. Este regalo, a diferencia de los regalos materiales, lo disfrutan con toda la ilusión del mundo quienes lo dan y quienes lo reciben. Para quienes lo dan, además, también hay un reconocimiento público, un premio. Es el Haba de Oro que, en su sexta edición, se entregó al colectivo de las familias navarras que han decidido adoptar a uno o más niños. En la VI edición de la entrega del Haba de Oro los premiados podrían haber llenado el Ayuntamiento, llenándolo de niños, en su mayor parte procedentes de otros lugares del mundo, algunos muy lejanos, pero navarros de pleno derecho. Son niños que forman parte de familias navarras gracias a unos padres que han decidido adoptarlos. Todas esas familias fueron las premiadas con el Haba de Oro y en representación de todas ellas recogió el merecido galardón Francisco Javier Guembe. El y su mujer tienen cuatro adoptivos: Lucas, de 16 años, Santiago, de 14, Javier, de 13 y Paula, de 5. Los tres primeros nacieron en Chile y la pequeña de la familia en China. Cuando Francisco Javier y su mujer comenzaron a pensar en la adopción como la forma de completar su familia, no existían tantas asociaciones dedicadas a facilitar las adopciones de niños, y la información sobre los trámites legales que debían seguirse era más bien escasa y un poco confusa. “Lo que hacía falta saber en aquellos momentos, cuenta Francisco Javier, lo fuimos conociendo gracias a que en aquella época había lo que yo definiría como una corriente de ‘solidaridad interpadres’. Los que estábamos interesados hablábamos con otras personas que, habiendo adoptado ya o en trámites para hacerlo se enteraban de muchas peculiaridades de los procesos de adopción, tanto en España como en el extranjero. Hablabas con mucha gente en aquella época, se movía todo por un tema de solidaridad, de interés común. Había muchas llamadas de teléfono, gente que venía a casa a preguntar por todo...”. Un ejemplo que recuerda muy bien recuerda Guembe: “cuando estábamos inmersos en nuestra primera adopción conocimos a un padre majísimo que ya había adoptado 2 niñas chilenas. Me dio un papel guía en el que figuraba toda la documentación que había que tener o solicitar, el orden en el que había que ir tramitándola y como llevar el proceso hacia delante, en lugar de encontrar todo un cúmulo de obstáculos por no tener la documentación requerida para cada trámite, hasta llegar al último paso por el Consulado Español. Parece que es una ayuda pequeña pero en ella está la diferencia de poder realizar todos los trámites en dos o tres días o necesitar el doble o más”. El complejo mundo legal El proceso de adopción discurre habitualmente por toda una serie de cauces legales que pueden desanimar a algunas personas. Según recuerda Francisco Javier, “la primera vez que fuimos a pre- guntar al Gobierno de Navarra nos pareció una tarea para superhombres y supermujeres, pero luego nos animamos”. Hay un procedimiento de entrevistas que tienen como objeto determinar si los futuros padres adoptivos están capacitados para ello. A juicio de Francisco Javier, “es importante que se valore y supervise la capacidad de los padres adoptivos, además de que exista una regulación en este tema que, como el resto de cuestiones sociales, cada vez es más complejo. Resulta un proceso muy complicado, pero yo creo que lo que hay que intentar valorar no es ya si los padres van a ser capaces de mantener o alimentar a sus hijos adoptivos, sino, simplemente, si los van a querer. Al final es hablar de amor”. La Alcaldesa, concejales y miembros de la Asociación Cabalgata Reyes Magos junto con una amplia representación de las Familias Adoptantes de Navarra. "Las adopciones han existido toda la vida, opina Guembe, hace 100 años ya era algo que pasaba en las familias de aquí. Creo que aún permanece el recuerdo de aquellas familias que, teniendo ya hijos o no, criaban a niños a los que otros miembros de la familia no podían cuidar, o cuyos padres habían muerto... Eran niños a los que una familia ‘adoptaba’ y a los que criaba. Al fin y al cabo los padres son los que te quieren, te cuidan y te ayudan a crecer”. La aventura de adoptar Mucho de lo que rodea a un proceso o trámite de adopción tiene una parte de aventura, “pero la aventura de verdad, la que vale", afirma Francisco Javier, es la que comienza en el momento en que te haces cargo de tu hijo. Es un error pensar que por ser pequeños no tienen recuerdos. Cada uno de ellos tiene ya su pequeña historia, que muchas veces es una historia muy importante y que tiene mucho peso. Suelen ser historias peliagudas, muy tristes en ocasiones, y a ellas se tienen que enfrentar ellos, pero también tu. Eso asusta, pasas miedo y lo pasas mal, pero con la compensación de muy buenos momentos”. "Recuerdo que, cuenta José Javier, cuando nosotros adoptamos a nuestro primer hijo, no teníamos ni foto ni nada, sólo sabíamos su nombre y que se encontraba bien. Toda esta situación genera muchos miedos y es inevitable asustarse cuando uno no sabe lo que se va a encontrar”. Un niño es una persona, no es un objeto No es fácil mantener la tranquilidad cuando se piensa o se está en trámites para adoptar a un niño. “En esos momentos hay muchas inseguridades, mucha ansiedad, asegura Guembe, pero no es motivo para tomar decisiones a lo loco. Desde luego, mi recomendación a las personas que se plantean adoptar a un niño es que se animen, pero no sin haber reflexionado mucho y con tranquilidad, por que un niño es una persona, no es un objeto, no es ni una lavadora, ni una televisión, ni nada que se quiera en un momento dado”. Según afirma Francisco Javier, “se cae muchas veces en la tentación de regalar a los niños adoptados muchas cosas materiales, por que muchas personas creen que comprando muchos o grandes regalos pueden transmitir mejor su emotividad y su cariño. Pero una parte de la educación es, precisamente enseñar a los niños que las cosas no son gratis, cuestan dinero, tiempo, esfuerzo... y eso es algo que deben aprender”. “Y es que, cuando vas a un orfanato o a un centro que acoge a niños que esperan ser adoptados te das cuenta de que los regalos les importan mucho, pero les importan mucho más esas personas que van a verles, que podrían ser los padres que muchos están deseando tener”. “Te encuentras con mucha gente muy buena en los países de adopción, cuenta Francisco Javier, que se desviven por dar a los niños una familia que les quiera, pero también aquí encuentras gente que te ayuda a criarlos día a día, como algunos maestros y profesores que les han comprendido y han apostado por darles lo que más necesitan: toneladas de cariño... y de control. Es imprescindible hacerles saber que les quieres, pero también mostrarles que no pueden hacer lo que quieran”. La cabalgata de los Guembe “La noche de la cabalgata es, para cualquier niño, una noche llena de ansiedad, de expectación, cuenta Francisco Javier, y llevando a mis hijos a verla he revivido y recuperado esa emoción, aunque siempre me ha entusiasmado la alegría que transmiten los Reyes en la Cabalgata de Pamplona”. Dice Francisco Javier Guembe que a los Reyes Magos, “este año les pido que no haya ningún niño sin el amor de sus padres, y que haya paz. Sé que es difícil, pero yo sigo creyendo que es posible, por que confío en que cada uno seguimos siendo responsables de esas pequeñas decisiones que harían po - sible el logro de la paz para todos”